Como es lunes, quiero dejar apuntadas algunas ideas que me vinieron durante el 1 de octubre. Si alguien me lee fuera de Perú, esta fecha se celebra el Día del Periodista Peruano, y el término en nuestros medios es bastante laxo. Cualquiera puede ejercer el periodismo. Es normal. Es derecho humano. Y sin embargo el periodismo nacional se siente invadido por muchas otras profesiones, como afirma ¿Para esto estudiaste periodismo?:
Yo soy comunicador. Estudié un plan curricular generalista que permitía a la gente ejercer tanto el periodismo, la publicidad, relaciones públicas, comunicación corporativa, etc. Por tanto, no ejerzo el periodismo como tal pero sí lo entiendo y pretendo entender esta problemática. La metáfora es frecuente, y va en las líneas de: ¿Vas a permitir a un abogado o economista curarte una muela porque pueden manejar un alicate de dentista? ¿Un publicista puede darte asesoría legal o un arquitecto la contabilidad de tu empresa?
La respuesta correcta es “no, pero eso el periodismo tiene una excepción legal”. De acuerdo a la Ley 26937 de 1998, “la colegiación para el ejercicio de la profesión de periodista no es obligatoria”. Sin colegiatura, no hay un gremio que valide la formación de cada persona que publique en medios. Tampoco hay forma de proteger al profesional de un trato abusivo en las empresas periodísticas. ¿No te gusta? El empírico lo hace por menos. Sobre esto ya se pronunció el Colegio de Periodistas del Perú hace unos meses.
Se puede argumentar que la ley protege el derecho a la libertad de expresión que tenemos todos. Pero la historia coloca esta ley en un contexto aún peor para el profesional. Encaja con el segundo gobierno de Fujimori y el SIN de Montesinos, caracterizado en el rubro por perseguir a los opositores e instrumentalizar los medios a favor del régimen. No me consta, pero tener al gremio debilitado habría facilitado (y podría seguir facilitando si nos descuidamos) mucho las dos actividades.
Reflexiones
Creo que para encontrar la claridad podemos hacer algunas distinciones:
- Periodismo para los periodistas: Definamos bien la esencia del periodismo. ¿Se trata de reportar información objetiva, precisa y concisa? ¿De facilitar al ciudadano la comprensión del mundo y toma de decisiones para su vida? ¿Es el relato de las historias para hacer llegar la voz del hombre común a más gente? Sea lo que sea, esto es lo que las facultades deben estar enseñando y el CPP debe validar. Es donde un hipotético periodista “puro” debe centrarse para desarrollar una línea de carrera.
- Opinión y análisis para los especialistas: Tradicionalmente el especialista es una fuente, entrevistado por un periodista. En algunos casos el intermediario es innecesario y un especialista nos puede explicar cualquier fenómeno de forma más eficiente y entretenida. Mientras quede claro entre el medio y el lector que esta información valiosa tiene un tamiz y estilos diferentes a la información noticiosa que busca ser objetiva, lo estaremos haciendo bien.
- Los medios y las figuras: Aquí se nos complica un poco la vida. En la foto que acompaña este artículo se muestran a muchos personajes conocidos, fáciles de reconocer, considerados líderes de opinión pero tratados como periodistas. En el pacto de lectura que esto produce, el ciudadano va a tomar cada palabra suya como verdad objetiva. ¿Hay expulsión, multas, o cualquier tipo de sanción cuando actúan de forma irresponable o imprudente? Su valor como figuras públicas los hace buenos atractivos para cualquier programa de televisión, por lo que son inmunes hasta al despido.
- El declive de los medios: ¿Por qué es tan importante este “star system” que deja fuera de los principales espacios en pantalla a profesionales formados en periodismo que tal vez tengan más méritos que la mayoría de outsiders? El valor de las noticias puras está en duda ahora que es más fácil y barato hacer una búsqueda en Google desde tu celular. Este reporte de la Brookings Institution (2015) muestra la caída en circulación de diarios, periodistas y audiencias televisivas desde finales de los 70s hasta 2015. Las empresas periodísitcas temen esto, y buscan aumentar su rentabilidad. Si la supervivencia significa contratar a un abogado o administrador que me va a dar un buen show (rating), es lo que hay que hacer.
- El problema de la vigencia del periodismo: Hasta que los periodistas “puros” no demuestren que pueden dar más valor que estos rostros reconocibles, o que pueden darnos más sustancia que los “generadores de contenidos” (a menudo recién egresados que tienen más técnica de clickbaiting que criterio), van a estar en aprietos y desplazados a una segunda clase dentro de su propia profesión. Por su puesto, pueden esperar a que la gente se harte de los listicles y blogs, que el Congreso reinstaure el poder del Colegio, y que los directores de medios (en un acto digno de Ebenezer Scrooge) sean más justos con ellos de la noche a la mañana.
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